lunes, 17 de agosto de 2020

Prácticas del Lenguaje agosto segunda entrega

 

SECUENCIA DE ACTIVIDADES PARA LA SEGUNDA QUINCENA DE AGOSTO

Hola ¿Cómo estás? Espero que muy bien.  Nos ponemos a trabajar.

LEE ESTAS INSTRUCCIONES:

Trabaja en el siguiente orden: 1-PRÁCTICAS DEL LENGUAJE; 2-CIENCIAS SOCIALES; 3-CIENCIAS NATURALES; 4- MATEMÁTICA.

LEE CADA CONSIGNA antes de comenzar a trabajar.

Donde dice “COPIAR O IMPRIMIR”, DEBE ESTAR EN LA CARPETA.

 

PRÁCTICAS DEL LENGUAJE

Comenzaremos a leer los cuentos que Sherezade le relataba al rey Shariar cada noche. Son muchísimos, pero nosotros leeremos sólo dos.  Estos cuentos que vamos a leer son los más populares. Seguramente los conoces, te los contaron o viste las películas.

Empecemos con el primero. Bienvenidos al mundo mágico de los cuentos tradicionales del Lejano Oriente……

 

PRIMERO TRAZA LÍNEA LARGA EN LA CARPETA DE PRÁCTICAS DEL LENGUAJE, EN LA PARTE DE LECTURA Y ESCRITURA. ESCRIBE EN LA CARPETA:

AGOSTO- SEGUNDA ENTREGA.

TÍTULO: LECTURA DEL CUENTO SIMBAD EL MARINO Y ACTIVIDADES

 

Ahora nos ponemos a trabajar. Realiza lo que indica cada consigna.

 

A)         CONSIGNA: LEE EL CUENTO

 

Los viajes de Simbad el Marino

 

 

   He llegado a saber, oh Rey afortunado, que en tiempos del califa Harún Al–Rachid vivía en la ciudad de Bagdad un hombre llamado Simbad el Faquín. Era pobre y para ganarse la vida transportaba pesados bultos sobre su cabeza de un punto a otro de la ciudad. Un día de calor excesivo pasó por delante de la puerta de una casa que debía pertenecer a algún mercader rico; soplaba allí una brisa gratísima y cerca de la puerta se veía un banco para sentarse. Al verlo, el faquín Simbad dejó su carga y se sentó. Entonces no pudo menos que suspirar y exclamar: “¡Gloria a Ti, oh Alah! Por la mañana, yo, Simbad el Faquín, me levanto agotado del trabajo del día anterior; el propietario de esta mansión, en cambio, disfruta de sus guisos y se rodea de sonidos y aromas delicados. ¡Oh, Alah, quiero creer que gobiernas con sabiduría!” Simbad el Faquín se dispuso a recoger su fardo para marcharse. Pero salió por la puerta un joven sirviente que le tomó la mano y dijo: –Mi señor ha escuchado tus lamentaciones y te manda llamar. Sígueme.

 

Simbad se dejó llevar, avergonzado y cabizbajo. El señor de la casa le ofreció los mejores manjares y le dijo: –He sabido que te llamas igual que yo, porque mi nombre es Simbad el Marino. Este bienestar que ves en mi vejez ha sido adquirido después de grandes fatigas. Te contaré la historia de mi vida:

 

Has de saber que mi padre fue un rico comerciante. Cuando murió yo era muy joven. Me hice hacer costosos vestidos, me rodeé de servidores e invité a grandes banquetes hasta que un día descubrí que me encontraba a las puertas de la pobreza. Vendí todo lo que me quedaba y adquirí mercancías para salir a comerciarlas. Me embarqué junto con otros y navegamos por el río Basora hasta salir al mar y alejarnos de las costas de la patria.

 

Navegamos durante días y noches, de mar en mar, de isla en isla, de tierra en tierra y de puerto en puerto. Allí por donde pasábamos, vendíamos y comprábamos obteniendo provecho de nuestro trabajo.

 

Un día llegamos a una pequeña isla que parecía un jardín. El capitán mandó echar anclas y los comerciantes que íbamos a bordo desembarcamos. Unos decidieron descansar, otros recorrer el lugar y algunos encendieron lumbre para preparar alimentos.

 

De repente, tembló la isla toda con una ruda sacudida. El capitán, que permanecía en la orilla, empezó a dar grandes voces: –¡Alerta, pasajeros! Esta no es una isla sino un pez gigantesco dormido en medio del mar. La arena se le ha ido amontonando y sobre ella ha crecido el musgo y los árboles. Vuestras hogueras lo han despertado.

¡Abandonad vuestras cosas y salvad vuestras vidas!

 

Los pasajeros, aterrados, echaron a correr hacia el navío. Algunos pudieron alcanzarlo, otros no lo lograron porque el enorme pez se había puesto ya en movimiento. Yo me vi de pronto rodeado por las olas tumultuosas que se cerraban sobre los lomos del monstruo. Me aferré a un tronco mientras veía alejarse al navío con aquellos que habían logrado alcanzarlo, ¡que Alah los perdone!

 

Me senté sobre el tronco y remé con brazos y piernas a favor del viento. Así pasé un día y dos noches hasta que el viento y las olas me arrastraron a las orillas de una isla. Allí quedé sumido en un sueño profundo hasta que el ardor del sol logró despertarme. Me arrastré hasta una llanura cercana; bebí agua dulce y comencé a alimentarme con los frutos caídos de los árboles. Poco a poco, recobré mis fuerzas.     

Empezaba a estar harto de tanta soledad y solía recorrer la orilla del mar a la espera de algún navío que pudiera recogerme.

Una mañana, ascendí a una punta rocosa para otear el horizonte y descubrí una vela entre las olas. Desgajé una rama e hice señas con ella lanzando al viento grandes alaridos.

Finalmente me vieron y se acercaron a la costa para socorrerme.    

En la nave, me ofrecieron alimentos y ropas para cubrir mi desnudez y me sentí invadido por un gran bienestar.

Al día siguiente, conté mi historia y el capitán se compadeció mucho de mis penas.

      –Quisiera serte útil, –me dijo–. Has de saber que llevamos navegando y comerciando muchísimo tiempo. Ahora nos dirigimos a un puerto cercano. Para que no tengas que llegar a tu tierra en tan miserable estado, mi deseo es entregarte los fardos de un mercader que embarcó con nosotros en Basora pero que ha perecido ahogado. Encárgate de vender las mercancías y yo te daré una retribución por tu trabajo; después te dirigirás a Bagdad, preguntarás por la familia del ahogado y les harás llegar el importe de lo que vendas más las mercancías sobrantes.

   Al oír estas palabras, miré atentamente al capitán y lleno de emoción pregunté: –¿Y cómo se llamaba ese mercader, capitán?

Él me contestó: –¡Simbad el Marino!

Grité entonces con toda mi voz: –¡Yo soy Simbad el Marino!

   Luego añadí: –Cuando se puso en movimiento el enorme pez a causa del fuego que encendieron en su lomo, yo fui de los que no pudieron ganar tu navío y cayeron al agua. Pero me salvé gracias a un tronco de madera sobre el que me puse a horcajadas hasta alcanzar la costa.

   Al escucharme el capitán, exclamó: –¡No hay poder más que en Alah el Altísimo! –. El capitán me entregó los fardos.

   Después seguimos navegando hasta llegar a puerto, vendí allí mis mercancías y regresé a Bagdad, donde volví a ver a mi familia y a mis amigos.

   Inicié una nueva vida comiendo manjares admirables y bebiendo bebidas preciosas y olvidé las penurias pasadas y los peligros sufridos.    

   Pero mañana, si Alah quiere, os contaré, ¡oh invitados míos! el segundo de los viajes que emprendí.

   Y Simbad el Marino se encaró con Simbad el Faquín y le rogó que cenase con él. Luego, hizo que le entregaran mil monedas de oro y antes de despedirlo lo invitó a volver al día siguiente.

   La segunda noche habló Simbad en estos términos a su convidado: –Verdaderamente yo vivía la más dulce de las vidas, cuando un día asaltó mi espíritu el deseo de recorrer otros mares, de conocer otras islas y otros hombres. Fui pues al zoco y compré las mercancías que pretendía exportar. Busqué luego un navío hermoso y nuevo, provisto de velas de buena calidad y transporté a él mis fardos.

 

Navegamos durante días y noches, de mar en mar, de isla en isla, de tierra en tierra y de puerto en puerto. Allí por donde pasábamos, vendíamos y comprábamos obteniendo provecho de nuestro trabajo.

 

   Un día Alah nos condujo hasta una isla con multitud de árboles de frutos y flores olorosos, pájaros cantores y arroyos cristalinos. Yo fui a sentarme a orillas de un arroyo, me tendí en el césped y dejé que se apoderara de mí el sueño en medio de la frescura y los aromas del ambiente. Dormí durante muchas horas, tantas que cuando desperté, no encontré a nadie. Me puse a llorar preso de un terror profundo. Al fin, recorrí la isla en todas direcciones sin poder encontrar huellas humanas.  

   Trepé a un árbol altísimo y, al mirar atentamente, descubrí a lo lejos algo blanco e inmenso. Bajé del árbol y avancé con mucha cautela hacia aquel sitio. Cuando estuve más cerca, advertí que era una inmensa cúpula de blancura resplandeciente, pero no descubrí la puerta de entrada.

   Mientras reflexionaba, advertí que de pronto desaparecía el sol y que el día se tornaba en una noche negra. Alcé la cabeza para mirar las nubes y vi un pájaro enorme de alas formidables que volaba por delante del sol oscureciendo la isla.

  Recordé entonces con terror lo que contaban algunos viajeros: que en las islas del sur vivía un pájaro gigantesco de alas descomunales, llamado Roc, que en su vuelo tapaba el sol y que alimentaba a sus polluelos con elefantes. ¡La cúpula blanca era uno de los huevos que empollaba aquel Roc! El pájaro descendió sobre el huevo, extendió sobre él sus alas inmensas, dejó descansando a ambos lados sus dos patas en tierra y se durmió. Yo quedé precisamente debajo de una de las patas que parecía más gruesa que el tronco de un árbol añoso. Tomé una decisión. Me quité el turbante, lo trencé como una cuerda y me até con ella a la inmensa pata del pájaro Roc. Me dije que no podría sobrevivir en la isla pero que el Roc en su vuelo tal vez me condujera a parajes civilizados.

   Al amanecer, el Roc se irguió, lanzó un grito horroroso y se elevó por los aires conmigo colgado de su pata. Atravesó el mar volando por encima de las nubes y después de mucho rato empezó a descender hasta posarse finalmente en tierra.

 

Y aquí Sherezade dejó de contar, pues comenzaba a amanecer. Como el rey Shariar, vos también deberás esperar a la próxima entrega para conocer qué pasó con Simbad el Marino.

 

B)          CONSIGNA: RESPONDE EN TU CARPETA. EN LA PARTE DE LECTURA Y ESCRITURA.

 

1-       Los dos personajes se llaman Simbad ¿Qué otro nombre poseen para diferenciarse?

2-       ¿Cuál de los dos personajes vive estas aventuras?

3-       ¿Por qué decidió comenzar con los viajes?

 

C)         CONSIGNA: EXPLICA CON TUS PALABRAS ESTAS EXPRESIONES QUE APARECEN EN LA HISTORIA QUE ACABAS DE LEER: NO DEBES COPIARLAS. SÓLO EXPLICAR CON TUS PALABRAS QUÉ SIGNIFICA

1-  .  “¡Gloria a Ti, oh Alah! Por la mañana, yo, Simbad el Faquín, me levanto agotado del trabajo del día anterior; el propietario de esta mansión, en cambio, disfruta de sus guisos y se rodea de sonidos y aromas delicados. ¡Oh, Alah, quiero creer que gobiernas con sabiduría!”

 

2-   - Has de saber que mi padre fue un rico comerciante. Cuando murió yo era muy joven. Me hice hacer costosos vestidos, me rodeé de servidores e invité a grandes banquetes hasta que un día descubrí que me encontraba a las puertas de la pobreza.

 

3-   - Verdaderamente yo vivía la más dulce de las vidas, cuando un día asaltó mi espíritu el deseo de recorrer otros mares, de conocer otras islas y otros hombres.

 

 

D)            CONSIGNA:  Escribe el significado de estas palabras. Para hacerlo, sigue estos pasos:

Ø  Abre el buscador “Google”

Ø  Escribe en la barra central:  significado de…(aquí escribe la palabra que buscas)

Ø  Clickea

Ø  Copia el significado en tu carpeta

PALABRAS A BUSCAR:

FAQUÍN

FARDO

BANQUETE

LUMBRE

OTEAR

HORCAJADAS

 

E)        CONSIGNA: ARMA ESTOS CUADROS EN TU CARPETA.     HACELO CON LA HOJA ACOSTADA  ( APAISADA). LO COMPLETARÁS CON LAS AVENTURAS QUE ACABAS DE LEER.

 

AVENTURA 1:

CÓMO LLEGA A ESE LUGAR

MONSTRUO O ANIMAL CON EL QUE SE ENCUENTRA

CARACTERÍSTICAS DEL MONSTRUO O ANIMAL ( cómo es, cómo se comporta)

CÓMO LOGRA HUIR DE ESE LUGAR

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

AVENTURA 2:

CÓMO LLEGA A ESE LUGAR

MONSTRUO O ANIMAL CON EL QUE SE ENCUENTRA

CARACTERÍSTICAS DEL MONSTRUO O ANIMAL ( cómo es, cómo se comporta)

CÓMO LOGRA HUIR DE ESE LUGAR

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

F)         CONSIGNA:  ARMADO DE LA ENCICLOPEDIA SOBRE COSTUMBRES Y CULTURA DEL LEJANO ORIENTE

 

Para armar esta enciclopedia realizaremos lo siguiente:

Ø  DENTRO DE LA CARPETA DE PRÁCTICAS DEL LENGUAJE ARMAMOS UN APARTADO CON  UNA CARÁTULA O SEPARADOR CON EL TÍTULO:

ENCICLOPEDIA DEL LEJANO ORIENTE

Ø  COLOCA HOJAS DE CARPETA DETRÁS DE LA CARÁTULA.

Ø  EN LA PRIMERA HOJA ESCRIBIREMOS: DICCIONARIO DEL LEJANO ORIENTE

Ø  EN LA HOJA SIGUIENTE, REALIZA LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES:

 

Escribe las palabras y al lado su significado. Algunas las anotaste anteriormente:

Alah o Alá:

Efrit:

Visir:

Mercader:

Faquín:

Califa:

Zoco:

Navío:

 

DEJA ALGUNAS HOJAS PASA SEGUIR COMPLETANDO EL DICCIONARIO Y ARMA OTRA CARÁTULA CON EL TÍTULO:

LUGARES REALES DEL LEJANO ORIENTE:

 

Busca en Wikipedia y anota características de estos lugares:

BAGDAD:

BASORA:

 

  AHORA TRABAJAREMOS EN LA PARTE DE REFLEXIÒN DEL LENGUAJE

Primero traza línea larga.  Escribe: agosto segunda entrega

Tìtulo:                                           Tipos de palabras

 

A)      CONSIGNA: COMPLETA EL CUADRO

 

SUSTANTIVO COMÙN

SUSTANTIVO PROPIO

ADJETIVO CALIFICATIVO

cómo es: aspecto físico y/o personalidad

ballena

----------------------------

 

 

            ROC

 

Mercader

 

 

Mercader

 

 

 

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